A ella la pedían día y hora para que las peinara. Con el tiempo, cada día tenía más trabajo. Los negocios por la zona del mercado de Canillas, iban viento en popa. Había un restaurant con mucho éxito, lo llamaban El asador de las chuletas. A él iban los más famosos de la época, españoles y mucho extranjero. En las Ventas se hablaba mucho de la guapísima Ava Gardner y de los actores y cantantes famosos que iban con ella. La dueña del asador venía a nuestra pequeña peluquería y en privado nos lo comentaba.
El asador de ella tenía mucho éxito y trabajo. También yo trabajaba mucho por esa zona. Iba mucho a las casas del mercado de Canillas con las pescaderas, carniceras, comercios en general y particulares. El Ayuntamiento lo teníamos cerca de casa, su sede estaba en la carretera de Aragón. Algunas empleadas cuando terminaban su trabajo venían a peinarse a mi saloncito. Las gustaba por estar cerca, también las agradaba mi trato con ellas y mi estilo en peinar.
Cuando no tenía clientas en casa, lo tenía fuera. También Iba mucho hasta Pueblo Nuevo. De los Estudios Cea en Ciudad Lineal, venían mucha gente también las esposas de los operadores del cine. Es interesante la cantidad de nombres y apellidos de clientas que había en el archivo para los colores del tinte. Cada clienta tenía su color preferido. Ellas no querían cambiar de color y las mezclas de tinte eran buenísimas. Algunas señoras decían que venían desde Sol.
También pasaban cosas curiosas; alguna clienta me pedía si podía coger a sus parientes de algunos pueblos para hacerse permanentes. Tenía que levantarme a la 6 de la madrugada porque después querían volver al pueblo el mismo día.
Al levantarme tan temprano para atenderlas, a mis padres no les gustaba, porque después ya no paraba el trabajo. Era agotador pero yo estaba feliz y muy contenta. Nuestro corte de pelo, ¡era especial! es lo que más gustaba. También se hacían cortes de pelo a los niños. Algunos padres (varones) acompañaban a sus hijos y esperaban pacientemente a que terminara.
Las mujeres de los comercios me pidieron que si las peinaba a diario, las pusiera un precio más asequible, nos pusimos de acuerdo y poco a poco tuve señoras fijas. Eso hacía que al abrir por la mañana ya tenia trabajo. En Las Ventas, ¡había tantos comercios!. ¡Confiaron tanto en mí!. Cuánto agradezco a las personas que se pusieron a mis manos. Mientras viva no las olvidaré.
Las Ventas; lo más entrañable que he conocido.
Había un local frente a mi casa que siempre me llamo la
atención; se dedicaban a vender los
salvados para animales. La tienda se llamaba Hilario Manso. A veces las niñas
cogíamos algarrobas ¡Estaban buenísimas!
Eran de color marrón oscuro, con mucho brillo muy frescas. Como ese negocio !habían tantos!. Las Ventas era un ir y venir de gente.¡Nos conocíamos casi
todos!
Estaba la famosa papelería El Sobre verde, cafeterías... Había un bar
llamado Barragán. En verano sacaba muchas mesas las noches de los sábados y
domingos, los clientes llevaban la cena y los dueños sacaban la bebida. Estaba
cerca de mi tienda, había buen ambiente en ese bar. Estaban las casas de moda, joyerías, comestibles. Un
zapatero que su local estaba pegado al de mi familia, fruterías, carnicerías. etc. Todos los bajos eran comercios,
con las viviendas de 4 plantas. ¡Algunas muy elegantes!... lo digo porque
conocí a casi todas las casas, por ir a peinar a muchas de ellas.
El ayuntamiento de Canillas después lo trasladaron al centro de Madrid, donde está ahora. Teníamos muy cerca la casa de socorro.
Había mucho movimiento
de gente. Entre las calles de Ventas había marmolistas, empresas dedicadas a
los materiales para la construcción, las carbonerías... Eso se acabó con las
vitrocerámicas. Esto si es un adelanto para las amas de casa, pero se perdieron
otras cosas. Cuando empezaron a tirar las casas antiguas los comercios
perdieron su vigor, aunque reconozco que desde la calle Lanceros hasta Ciudad
Lineal, esa zona sigue bien y con mucho
comercio.